Este particular dúo de artistas callejeros hacen las delicias del público en los buses de transporte urbano de Bogotá. Con sus impertinentes rimas y chistes flojos se han ganado uno que otro problema con los pasajeros de dicho medio de transporte, en donde conviven los ricos, los pobres, los gamines, los ñeros, los metaleros varados, el universitario gomelo y hasta los perros con sus respectivos cargamentos de pulgas.
Este caldo de cultivo social hace de nuestros personajes del mes los menos queridos del transporte, ya que su rap conciencia (sí, también rapean) en medio del trancón nos sacan la piedra queriendo arrojarlos por la ventana.
Resortico y frijolito representan los miles de personas humildes que han tenido que trasladar su trabajo a los buses para sobrevivir y llevar el pan diario a sus familias. Un aplauso para los artistas del transporte publico señores.